Placer, orgasmos, libido y…¿suelo pélvico?
El poder de mi útero, de tu útero, de nuestros úteros
En mi vida, he tenido muchos episodios de mensaje desde mis entrañas; Mensajes de «por ahí no es» y mensajes de «tírate a esta piscina, que por aquí sí es«.
Me pasó cuando me hablaron de la Activación de la Energía Kundalini; sin conocer lo que era, un chispazo se activó en mis entrañas e hice el curso «a lo loco».
Lo mismo me pasó con la Terapia LNT®; una persona me habló de ella y, sin saber lo que era, me apunté a la formación al día siguiente.
Y lo mismo al sentir el momento de finalizar mi etapa como psicoterapeuta y acupuntura; 23 años cerrados en 15 días, sabiendo que debía cerrar la consulta de acupuntura, y vender los muebles, que tenía en la calle Morales de Barcelona.
También cuando sentí en mis entrañas que el precioso ático con terraza en el centro de Gavà que había comprado 13 años antes, había cumplido ya su función.
Y cuando ví la hermosa casa donde vivo ahora, en internet. Era MI CASA, aunque no tenía puñetera idea de cómo iba a pagar semejante millonada.
Todo esto me pasó durante 2022. En todos estos casos, he sentido, en mis entrañas, un chispazo inequívoco. Una intensa señal. Un GPS emitiendo un pitido tremendo. Así que la certeza de que mis entrañas no me enganan, es real. Y recientemente he descubierto que no son corazonadas, son GRITOS UTERINOS. Son las emisiones y los dictados de mi útero.
Mi glándula pineal es muy importante para mí, trabajo con ella y me guía la vida personal, pero últimamente estoy dándome cuenta de que en realidad mi útero es el GPS de mi vida, y la pineal «solo» conduce el coche.
Capacidades, bloqueos y memorias propias y ancestrales de nuestros úteros
Si has llegado hasta este punto dirás: Ala, que guay, ¡yo también quiero!
Bueno, no es todo tan bonito como parece. Los cambios suelen traer momentos de pánico, y hay que transitarlos. En los tsunamis, las cosas que no estan bien asentadas, se dan la vuelta y sacan a la luz lo que estaba sumergido en las profundidades durante años.
Así que salió a la luz también el temazo: la sanación de las memorias dolorosas relacionadas con la sexualidad en mí y en mi linaje femenino. Culpa, autocontrol, vergüenza, autorepresión, frustración, ausencia de: libido, orgasmos y pareja nutritiva...Llegó un momento en que la vida se detuvo y pude dejar de apagar fuegos externos, para enfocarme en mí misma.
Busqué, busqué y busqué (otra cosa no, pero tozuda y constante, ¡lo soy un rato!) y me apunté a Danza Sexual Terapéutica, a una formación sobre el Orgasmo Femenino y a otra formación sobre el Poder del Útero. Y las 3 empezaban en pocos días: ¡una sincronía preciosa!
En mi primera clase de la formación de Danza Sexual Terapéutica, la profe nos propuso hacer ejercicios de subir, relajar y expandir la vulva y el ano. Yo, a duras penas podía subirlo todo, y no entendía que significaba relajar ni expandir; mi cerebro no podia dar la orden a mi cuerpo, yo lo sentía todo descolgado. Hicimos ejercicios de abrir el pecho y lo mismo: que no, que mi cuerpo no respondía; de ombligo para abajo, me había disociado.
Lo acepté y sentí que, aunque tenia mucho miedo de entrar ahi, no podía mirar hacia otro lado, como tantas mujeres hacen. Al llegar a casa hice una petada de llorar tremenda y sin precedentes. Sin buscarlo, se hizo consciente cuánto me afectaba en mi autoestima como mujer y como lesbiana y en lo válida (o no) que yo me sentía para ser pareja de otra mujer. Acepté que no sentía mi útero y que, lo poco que notaba de él era un espacio gris, frío y oscuro. Pero también me di cuenta de que, al menos, por primera vez en mi vida, en ese instante, estaba sintiendo mi útero.
El útero como maceta fértil
Cada clase era súper potente, a cada sesión sentía más, me atrevía más y me conectaba más a mi todo cuerpo. Había sesiones en las que entraba en regresión, reviviendo tanto momentos duros de mi infancia como momentos preciosos de cobijo mi misma. Recuerdo con especial cariño el momento en que abracé a la Núria de 7 años, y también el momento en el que pude sentir conmigo la Núria que seré a los 70 años. Sentí en mis entrañas que mi camino profesional necesitaba orientarse, también, hacia la sanación completa de la sexualidad, en todos los sentidos: psicológica, emocional, energética, somática-orgánica, instintiva y transgeneracional.
En la formación de El Poder del Útero aprendí que del útero se nutren:
- La profesión
- El dinero
- El equilibrio ocio-descanso
- La salud (¡entera!)
- La espiritualidad
- La sexualidad
- Las relaciones de amistad
- Las relaciones de pareja
- Las relaciones familiares
Sin buscarlo, empezaron a florecer vínculos, empecé a expresar emociones de manera más genuina, aprendí también a recibir, a soltar el control, la mandíbula se fue desbloqueando (¡sonreía más!), el diafragma se abrió, mi hombro izquierdo dejó de doler y lo más hermoso: ¡sentía mi útero y mi vulva moverse al respirar!.
Pensé: ¿cómo he podido vivir desconectada de esto? Y pensé también: ¿Por qué tantas mujeres habitamos tantos años sólo en nuestra mente?
Casi se me desencaja la mandíbula cuando até tantos cabos, en los primeros 10 minutos de clase en El Poder del Útero.
Y la misma cara se me quedó cuando me enteré de que hay orgasmos de distintos tipos (de descarga, energéticos, expansivos…)
El útero se sitúa en la pelvis, y ella es la parte más densa de la información ancestral que cargamos. En los huesos y la médula se guardan las memorias y funcionamientos heredados y adquiridos de nuestra vida. Los huesos, las articulaciones y los fuidos sintonizan con todas las memorias en tu ser. Fijate que la pelvis está conectada, a través de la columna, a la mandíbula y a la voz. Por ello, cualquier trauma o bloqueo que afecte a las capacidades de la lista anterior, contrae el útero y acaba afectando al resto. Un útero contraído es la respuesta de defensa al trauma (de cualquier tipo, no solo el abuso sexual). Los anillos musculares que abrazan la vagina están biológicamente conectados a los anillos musculares que expresan la voz. Y lo mismo sucede hacia abajo, un útero contraído contrae el suelo pélvico y el ano. Con el tiempo, toda contractura se convierte en pérdida de tono muscular.
Te propongo la pregunta: ¿Dónde y cuándo aprendió tu cuerpo a cerrarse?
Si sientes que hay algo frío, desconectado, vacío, rígido, insensible, tenso o muerto en tu pelvis, te propongo:
1) PRACTICAR LA ÓRBITA MICROCÓSMICA
Un ejercicio de respiración que nos regala la Alquimia Interna Taoísta
2) VEN A TERAPIA LNT®
Vas a poder sanar las memorias ancestrales que aloja tu organismo.
3) VEN A DANZA SEXUAL TERAPÉUTICA LGTBIQ+
Y recupera las conexiones entre tu cerebro y cada músculo y fascia de todo tu cuerpo, mientras sanas, sueltas, gritas, lloras y te empoderas con otras compañeres que están en el mismo viaje.
4) CONFÍA Y SÉ CONSTANTE
Confía en ti, confía en la sabiduría de tu cuerpo y de tu Alma. No es un proceso rápido, pero con constancia, conseguimos la sanación psicológica, emocional, conductual y orgánica de las consecuencias de esa herida tan profunda.
Núria Esther
Canalizadora energética, psicoterapeuta, acupuntora
Terapeuta Capacitada LNT®
Cursos Activación Kundalini®
Retiro para lesbianas: Freedom Is Mine®
Danza Sexual Terapéutica LGTBIQ+
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